El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha advertido de que la Unión Europea debe hacer su marco regulatorio «más ágil y más coherente» para atraer inversiones y asegurar la competitividad en una economía cada vez más descarbonizada, para no verse rezagada en la carrera global con Estados Unidos y China.
En su intervención en la jornada ‘Energía y Geoestrategia 2024’ organizada por Enerclub y el Comité Español del Consejo Mundial de la Energía (CECME), Imaz consideró que el Viejo Continente se enfrenta a «desafíos» debido «a la falta de ambición y claridad en la definición de políticas que mejoren la competitividad».
A este respecto, indicó que, mientras que Estados Unidos «ha adoptado una postura de neutralidad tecnológica y ha apostado por todos los tipos de energía, sin restricciones ideológicas», simplificando además su regulación para abordar la transición energética y «permitiendo una mayor flexibilidad en la inversión y en el desarrollo de soluciones energéticas», Europa necesita adoptar medidas para «no quedar rezagada en la carrera global de la energía».
«La UE debe hacer su marco regulatorio más ágil, más coherente para acelerar la adopción de nuevas tecnologías y para atraer inversiones, asegurando de esta manera la competitividad en una economía cada vez más descarbonizada», añadió.
CREAR EMPLEOS INDUSTRIALES, «ESTABLES Y BIEN PAGADOS».
A este respecto, señaló que la realidad es que si se toma el PIB europeo en términos relativos «no crece, sino que disminuye». «Necesitamos una Unión Europea enfocada en tener una energía más adaptada, una energía más competitiva, una energía que sirva para mejorar la competitividad industrial y para crear empleos industriales, empleos estables, empleos bien pagados, y una energía que sea, por supuesto, menos dependiente geopolíticamente», dijo.
Asimismo, apuntó que Europa no puede ahora a aspirar a sustituir la cadena de suministro que ha roto con Rusia por una con China de materias primas.
El directivo, que destacó el papel «crucial» de la geoestrategia en un mundo que está marcado «por tensiones y conflictos que resaltan la importancia del control y del acceso a los recursos energéticos», aseguró que el mundo ha experimentado numerosos acontecimientos con «profundas implicaciones geopolíticas», como la guerra en Ucrania tras la invasión por Rusia o el conflicto entre Hamás e Israel.
A pesar de ello, puso en valor que en el ámbito energético la seguridad de suministro no se ha visto de forma relevante afectada y se ha conseguido mantener los precios, a pesar de que, «lamentablemente» las emisiones de CO2 han seguido creciendo.
Además, puso el foco en como en este periodo la rivalidad entre Estados Unidos y China «ha alcanzado niveles sin precedentes o a los que no estábamos acostumbrados».
Asimismo, destacó como Rusia ha sido capaz de ir aumentando su influencia en zonas al sur de Europa, como África o el Mediterráneo. «Y nosotros conocemos bien ese entorno. Operamos por ejemplo en Libia que emerge como país clave y la estabilidad de Libia es crucial no solo para garantizar el suministro energético europeo, también lo es para la comunidad regional, para la comunidad mediterránea, justo para la comunidad española», manifestó.